jueves, 14 de agosto de 2008

A dos horas del Paraiso





Durante el trayecto a la tierra prometida, unos ojos impávidos miraban con desdén la carretera. Que con muy poco que ofrecer a la pupila se tomaba aburrida y monótona.
No obstante, esto no disminuyó la expectativa que estaba creciendo en la mente de quien escribe, quien padecía de la emoción que sufre todo aquel que sabe que verá cumplirse un momento esperado.
Al transcurrir los minutos, el camino parecía haber sido transportado a un universo paralelo. Ya no se escuchaba el ruido ensordecedor de la ciudad, mi mucho menos el montón torres de c0oncreto, para dar paso al pálido verdor de algunos arboles.
El aire anunciaba que estábamos cerca, abajo queda la metrópoli hacia delante una cuesta ligeramente inclinada que nos da la bienvenida a la montaña. Pocos kilómetros faltan ya, un riachuelo medio seco nos saluda de soslayo, en un pestañar de ojos, hemos llegado. Bienvenidos a Jarabacoa.
Este municipio que nuestra isla vio nacer el 27 de septiembre de 1858, aunque ya entrado en años, se conserva muy bien. Una brisa añade frescura al ambiente y toda esta en calma.
Es una tibia mañana de domingo, el centro del pueblo duerme, solo lo bomba esta abierta, pero no parece tener combustible. Seguimos adelante y un poco mas arriba, y ello encontramos el pinar quemado
Prosiguiendo con el recorrido nos detuvimos en el centro salesiano, una institución católica de gran valor social para la gente de Jarabacoa y sus alrededores, ya que además de ser un lugar acogedor y lleno de paz; lo que lo hace perfecto para un retiro espiritual, esto centro también es también para la recreación y diversión familiar.
En este lugar se realizan actividades de porteras y religiosas, esta adornado con hermosas jardines y parques, además de estar bautizado por las aguas del rio Yaque del norte uno de los mas importantes de la región y el país.

Y es como afirmó el Señor Miguel Abreu, residente del sector Villa Flores “lo mejor de aquí es el ambiente y la naturaleza, y asegura que allí nació y allí quiere morir.
Sin lugar a duda Jarabacoa es un lugar privilegiado, ubicado en una Altiplanicie de 250 mts.
Este posee todas las bondades que la naturaleza puede otorgar.
En contradicción a las riquezas del lugar, y su potencial, la economía es deficiente basada en la agricultura, y a la producción de viveros forestales, además del turismo. Situación que preocupa a muchos de sus pobladores.
Tal es el caso de Julio Cesar Núñez, quien vive en el barrio la Joya y trabaja en la bomba de Gasolina de pueblo; quien sostiene que la necesidad de más empleo es imperante.
A pesar de que nunca ha contemplado la posibilidad de irse de su tierra.
Finalmente Jarabacoa se caracteriza por sus ríos, entre los que o cabe mencionar el rio Jimeno, el cual es famoso por el salto de agua que lleva su nombre el cual atrae a cientos visitantes cada año, también ofrece atracciones acuáticas de deportes extremos, y la oportunidad de ver el encuentro de dos ríos en “la confluencia donde unen el Yaque del norte y el rio Jimeno.
A solo 130 Km de Santo Domingo, a dos horas autopista Duarte y 21 km por la carretera Federico Brasil que, concede al visitante un fácil acceso, la Bella de sus parajes de sus parajes un fácil fresca que caracteriza el área y la calidez de su gente hace de Jarabacoa el perfecto lugar para escapar de la rutina y pasar un momento inolvidable

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